sábado, 21 de abril de 2012

Un Cuento de Luz

Un día el Maestro Jesús se presentó para compartir una profunda enseñanza con un precioso Cuento de Luz:

"Comenzaré esta historia como comienzan la mayoría de las historias desde..
Erase una vez, en cierta ocasión, cuentan que encontraron a una niña preciosa a orillas de un pacífico río, contemplando su imagen en el reflejo de sus claras aguas.

Esta niña quedaba allí en silencio aguardando no se sabe muy bien qué, pero en estado meditativo, casi hipnótico, la niña acudía un día y otro también, repitiendo esta misma situación.

Hasta que de repente un día, Dios le habló y ella escuchó:
- Eres bien linda y hermosa, ¿todavía no lo sabes?

- No soy digna de ti, Señor.. - respondió la niña.

- ¿Acaso todavía no has contemplado tu propia belleza que necesitas que yo te la reconozca?

- Lo siento, Señor, todavía no he logrado reconocerme a mi misma por lo que soy, con este cuerpo, este pelo, estos ojos.. no consigo "verme"... - Y la niña se echó a llorar.

- Vuelve a intentarlo y esta vez mira bien...

La niña se secó las lágrimas de su rostro y volvió a asomarse en el claro reflejo del agua cristalina.

- Y ahora escucha bien, has de aprender a mirar con atención... como cuando miras hacia el fondo de las aguas y consigues contemplar todo lo que se encuentra en su interior: sus pequeños pececillos, sus piedras, su vegetación.., todo lo que encuentras ahí con toda su belleza, ¿lo ves?
Mira entonces ahora hacia el reflejo que estás contemplando de aquel rostro que está asomado (como el espectador de tan grande belleza del fondo del lago) y centra tu atención en el fondo de sus ojos...
Mira bien, contempla con calma y atención, porque ahí se encuentra el fondo del alma y toda su belleza contenida.
Sólo ahí podrías hallar quien eres, pequeña.
Pues es en el fondo y no en la superficie donde se encuentra la esencia de la belleza de todas las cosas, y de tu propio ser...
Dime ahora, pequeña, si no eres bien digna de mi..
Pues en el fondo a quien hallarás es.. ¡a mi!

Y la niña terminó esbozando una tímida sonrisa al reflejo cristalino de las aguas cantarinas.. y entonces comprendió lo que venía buscando cada día, cada tarde, en aquel bello y tranquilo lugar: ¡la belleza de su propia alma!"


- Y ahora bien.. - dice el Maestro Jesús- ¿Comprendéis entonces lo que os digo cuando hablo de la necesidad del reconocimiento del Ser?
Todos los seres de Dios, necesitan ser reconocidos por lo que son: ¡divinos!

¿Os imagináis un mundo donde todos lo seres se pudiesen mirar a los ojos para contemplar la belleza de todas las almas donde habita la divinidad de nuestro Dios Creador, la Fuente infinita que Todo lo Es?

Comencemos a reconocernos a nosotros mismos primero, para poder contemplar al otro y comunicarnos desde el Ser.

El momento es Ahora, no hay tiempos perdidos ni en valde, todo comienza por el simple impulso de desear contemplar y contemplarse para poder avanzar en la profundidad del Ser!

El momento es Ahora, conectad con vuestro interior y no sólo me hallareis a mi (al Cristo, a vuestra propia Conciencia Crística), si no a la Luz de Dios, esa que habita en vuestra alma."

Y sonriendo, dulcemente, el Maestro y yo nos reconocemos desde el amor y la profundidad del Ser...

- Así es cómo podéis actuar el uno con el otro: reconociendo vuestro ser y al mismo tiempo el reflejo del uno en el otro.

- Gracias Maestro por recordarnos esta enseñanza de luz.

- Gracias a ti por escuchar y comprender.
Ve en paz y con el amor de tu espíritu iluminado!"


Canalizado por Tamara Jaramillo
© 2012





1 comentario:

  1. precioso cuento.....NAMASTE Tamara.....gracias por compartir

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